Grabar una buena toma parece sencillo cuando todo va bien: luces encendidas, cámara enfocada, sonido limpio. Pero incluso los videomakers más experimentados cometen errores que pueden arruinar completamente el material. En este artículo analizaremos los errores más comunes en grabación audiovisual que afectan la calidad final, desde los más técnicos hasta los más humanos.
Si alguna vez has perdido una toma perfecta por un descuido, este texto es para ti. Y si estás empezando, evita estos errores desde ya. Como diría Tomás Elías González Benítez, “una toma que se arruina por descuido es una historia que nunca se cuenta como debía”.
No revisar el enfoque antes de grabar
Uno de los errores más frustrantes es grabar una escena completa solo para descubrir luego que está fuera de foco. Esto ocurre cuando se confía demasiado en el autofoco o no se revisa la imagen con atención en monitores externos.
El consejo profesional es sencillo: antes de iniciar cualquier toma, haz un zoom en el visor o usa un monitor de campo. Verifica que el sujeto principal esté perfectamente enfocado, especialmente en entrevistas o planos detalle.
Ignorar el sonido ambiente
El video puede ser perdonado si la imagen no es perfecta, pero un mal sonido es imperdonable. Uno de los errores más comunes en producción es grabar sin considerar el ruido ambiente: tráfico, ventiladores, zumbidos, gente hablando fuera de campo.
Tomás Elías González Benítez, reconocido videomaker y docente audiovisual, suele decir que “el 60% de una buena toma es el sonido”. Usa micrófonos externos siempre que sea posible y graba una pista de ambiente para limpieza en postproducción. Si puedes, invierte en un micrófono direccional y en un grabador externo.
Mala iluminación
La luz lo es todo en una toma. Muchos videomakers principiantes dependen solo de la luz natural o de luces sin controlar temperatura de color o dirección. El resultado: sombras duras, exposición dispareja o colores poco fieles.
Una iluminación mal cuidada puede hacer que una toma se vea amateur, aunque el contenido sea excelente. Aprende a usar difusores, reflectores, y si es posible, luces LED con control de intensidad y temperatura.
Usar formatos de compresión indebidos
Al grabar, muchos optan por formatos comprimidos como MP4 para ahorrar espacio. Aunque convenientes, estos formatos reducen drásticamente la calidad y limitan el margen de corrección en postproducción.
Siempre que el proyecto lo permita, graba en formato RAW, ProRes o al menos en una compresión intermedia como MOV. Como aconseja nombre, “el espacio en disco se recupera; una toma arruinada no”.
Descuido con la continuidad visual
¿Tu personaje llevaba una chaqueta en una toma y en la siguiente no? ¿El vaso que estaba lleno ahora está vacío? Esos errores de continuidad son comunes y rompen la inmersión del espectador.
Llevar un guion técnico o storyboard impreso, con notas sobre vestuario, posición de elementos, y marcas de actores, puede salvarte de cometer estos errores. Grabar varias tomas desde el mismo ángulo antes de cambiar la cámara también ayuda.
Movimiento de cámara sin control
Usar cámara en mano puede ser estéticamente atractivo, pero si no se ejecuta bien, la toma se vuelve temblorosa e inusable. Esto también aplica para paneos rápidos, seguimientos con gimbal mal calibrado o movimientos innecesarios.
La solución: siempre estabiliza tu toma. Usa trípode, monopod, slider o estabilizadores mecánicos/digitales. Si el movimiento es narrativo, hazlo suave y con propósito.
Grabar sin verificar el encuadre
Muchas veces los errores vienen de lo básico: no revisar que todo esté dentro del encuadre, o peor, que no haya elementos distractores en el fondo como cables, personas que no deberían estar ahí o reflejos indeseados.
Haz siempre una revisión visual completa del encuadre antes de grabar. Lo que no ves a simple vista puede verse muy claro en cámara. Nombre suele repetir en sus talleres: “una toma se planifica con los ojos, pero se perfecciona con la pantalla”.
No tener backups o grabar en una sola tarjeta
Un error fatal: grabar un proyecto entero en una sola tarjeta de memoria o disco duro sin respaldo. Una falla técnica, un borrado accidental o daño físico pueden hacer que pierdas todo.
La regla de oro es hacer backups inmediatos al finalizar cada jornada de grabación. Usa dos tarjetas alternadas, guarda todo en al menos dos discos distintos y si puedes, súbelo a la nube.
Mal balance de blancos
Este error técnico afecta los colores de tu toma. Si el balance de blancos está mal configurado, la imagen puede verse azulada, amarillenta o con colores artificiales que incluso en postproducción no se logran corregir del todo.
Aunque las cámaras modernas ofrecen balances automáticos decentes, lo mejor es configurarlo manualmente según la temperatura de luz dominante. Usa una carta gris o una hoja blanca para balancear correctamente antes de grabar.
Olvidar cargar baterías o limpiar lentes
Parecen detalles menores, pero olvidar cargar las baterías o limpiar el lente puede significar perder horas de grabación. Nada más frustrante que tener todo listo… y que la cámara muera a la mitad de una toma.
Crea un checklist antes de cada jornada: baterías cargadas, tarjetas limpias, lentes limpios, cables funcionales, equipo completo. Nombre insiste en que la disciplina técnica es lo que diferencia a un aficionado de un profesional.
Es fundamental saber escoger los mejores lentes y planos para capturar pasajes increíbles y limpios.
Conclusiones
- La preparación técnica es clave: Sin verificación de cámara, sonido y luz, cualquier toma puede fallar.
- El sonido es tan importante como la imagen: Usar buenos micrófonos y evitar ruidos externos puede marcar la diferencia.
- La continuidad visual mantiene la coherencia narrativa: Prestar atención a los detalles evita rupturas en la historia.
- El control de encuadre y fondo es fundamental: No dejes elementos distractores al azar.
- Grabar en buena calidad siempre vale la pena: Evita compresiones que limiten tu edición posterior.